jueves, 12 de mayo de 2016

RETABLO  E IMAGEN DE NUESTRA  SEÑORA DEL ROSARIO. CAPILLA DEL SAGRARIO DE LA IGLESIA SANTA MARÍA DE GRACIA DE ESPERA.

El 17 de julio de 1748 Francisco Meléndez, escultor granadino, vecino de Bornos en aquel momento, se comprometía con las Hermandades del Rosario[1], Nuestro Señor San José y la Tercera Orden  de la villa de Espera para la realización de un retablo por la cantidad de 5000 reales.
Juan Candil, párroco en la localidad a principios de los 70, publicaba[2] un trabajo sobre la Iglesia Parroquial, en uno de cuyos capítulos hacía referencia a los retablos de la Virgen del Sagrario y de Ánimas Benditas, en el que encontramos algunos errores, según hemos podido comprobar siguiendo los Libros de Visita y Fábrica de la Parroquia Santa María de Gracia.
Y, en efecto, en el Libro de Cabildos y Cuentas de la Hermandad[3]  aparece una serie de datos que nos aclara la realización del retablo. Pero fue en el AHPC donde encontramos el protocolo notarial en el que se concierta la realización del retablo entre las Hermandades de Nª Sª del Rosario, la de San José y la Tercera Orden y Francisco Meléndez, escultor granadino, asentado en Sanlúcar, pero vecino de Bornos en aquellos momentos.
Empezando por el principio debemos decir que en cabildo celebrado el 22 de junio de 1749 se habla de que “habiéndose acordado hacer un retablo  que importaba hasta 5000 reales y se hallaba cuasi hecho y con el motivo de hallarse poca la factura de Diego Roldán, artífice y retablista  escultor y que logran la ocasión presente  que corresponde a dicho retablo, una imagen de Nª Sª del Rosario toda de talla”. La dificultad en la comprensión del párrafo debido a la deficiente expresión del escribano de la Hermandad, hace pensar a Juan Candil que Diego Roldán fue el autor de un primer retablo y que, al no gustar a los hermanos, encargaron otro, que aparece posteriormente en el Libro de Cabildos y Cuentas. Pero no hay más que transcribir el documento notarial que firmó Francisco Meléndez en 1748 para comprender que realmente el texto hablaba retraso en la confección de la imagen por parte de Diego Roldán, que sí ajustó la citada imagen de la Virgen en 900 reales con los hermanos del Rosario.[4] En definitiva venía a decir el secretario en ese cabildo que el retablo estaba prácticamente terminado y la imagen de la Virgen estaba poco adelantada. Así se explica que “que se espera corregir  por el dicho (Diego Roldán) tratando con éste la formación de dicha imagen  y ajustada en 900 reales por lo que mira a la talla  con el ánimo de valerse esta Cofradía”. En el Cabildo se hablaba de la venta de la ropa y alhajas de la Virgen anterior para contribuir al pago de la nueva imagen. La cantidad que faltase  habría que suplirla con las aportaciones de los devotos de la Hermandad de la misma manera que se había hecho con el  retablo “que todo lo ha costeado la devoción”. Finalmente las ropas y alhajas de la antigua Virgen de candelero se entregaron a José Muñoz, sastre de la localidad para que hiciera los aprecios de las mismas.
En la toma de cuentas a Juan Pérez de Mérida, mayordomo en 1751 existe un apartado relacionado con el retablo nuevo en donde aparecen los datos de todo lo gastado. Pero antes hemos de hacer referencia al documento notarial firmado por Francisco Meléndez ante Diego Gutiérrez Ferrete, notario y escribano de la villa de Espera el 6 de junio de 1748, como referíamos anteriormente. Por ese contrato, F. Meléndez se comprometía con las Hermandades del Rosario, el Sr. San José y la Tercera Orden a la realización de un retablo para “la capilla del Sagrario de dicha Iglesia donde se ha de colocar la imagen de Nª Sª del Rosario, el Sr. San José y S. Francisco”. El retablo había de tener tres cuerpos: uno que sobresalga y sirva de altar, un segundo con cornisas y que incluya tres nichos para las imágenes y el tercero su cerramiento con historias del Santísimo Sacramento adornada de serafines, ráfagas y nubes de madera como el que consta del mapa y  traza que ha manifestado don Francisco Muñoz, (representando a la Orden Tercera) cura más antiguo de esta villa, a don Cristóbal de Algarín, don José Mérida, (ambos representando a la Cofradía del Rosario) Domingo Martínez Mingarro (representando a la Hermandad de S. José) y al presente escribano al precio de 5000 reales de vellón.[5] Las tres Hermandades se comprometían a pagarlo por tercias partes, costeando cada Cofradía la suya. Pero una de las premisas que se firmaba era que había de intervenir en la realización del retablo el reverendo padre Fray Baltasar de San José, religioso lego del monasterio de San Jerónimo de Bornos. La forma de pago sería la siguiente: dos mil reales a la terminación del primer cuerpo; otros dos mil a la terminación del segundo y tercer cuerpo que era el cerramiento. Y finalizado el retablo los mil restantes. La obra debía estar terminada en ocho meses contados a partir del 24 del mes de junio de ese año.
El libro de cuentas de la Hermandad del Rosario nos da detalles del mismo. El 13 de mayo de 1752 se habla de que se ha fabricado un retablo nuevo entre la Orden Tercera de Penitencia y la Cofradía de San José y que lo habían pagado por tercias partes. Le correspondió a la Hermandad del Rosario un total de 1666 reales correspondiente a su tercio. Pero además tuvo que pagar 100 reales más para la confección de un camarín para la Virgen, hacerle los postigos y una farolera. Hay que añadir 49 reales en yeso utilizado en el retablo y el trabajo, por lo que el total pagado fue de 1816 reales en total.
En ese mismo cabildo de cuentas aparece una serie de recibos pagados a fray Baltasar de San José con cargo a la realización del retablo.
Años más tarde sería Andrés Benítez, maestro tallista de Jerez y Bartolomé Camacho, dorador de la misma ciudad, los que cobraron 523 reales por la realización y dorado de una cruz para la Cofradía. Benítez presenta el recibo el 15 de mayo de 1761 y Bartolomé Camacho el 16 de octubre de ese mismo año. En efecto se trataba de “una cruz que hicieron y doraron para que sirviese en los días solemnes en el Santo Rosario y fuese uniforme al simpecado y faroles que tiene esta Cofradía como por acuerdo lo tiene así determinado 510 reales los que se anotan y los recibos expresados, testados y rubricados del notario contador se devolvieron a esta parte”.[6] Fernando Merino  recibió 4 reales por traer la cruz desde Jerez, otros  9 de una vara de badana verde para la cruz y 7 de una funda en que vino envuelta, sumando un total de 523 reales.
En otro cabildo de abril de 1766 la Hermandad habla del dorado del retablo. Para ello se piden a Faustino de Ferreras 2000 reales procedentes del trigo que se juntó para el dorado del citad retablo que no se había podido hacer hasta ese momento, aunque el Visitador General ya había ordenado en la última visita su realización, solicitando la cantidad mencionada.
En las cuentas presentadas en agosto de 1771 aparece un recibo de Juan de Morales carpintero de Bornos por la realización de un atril, la custodia y los remates del retablo. Y sería el 7 de julio de 1772 cuando se llega a un acuerdo con Eusebio del Real, dorador de Jerez de la Frontera, para el dorado del retablo de las tres Hermandades, en la capilla del Sagrario “por el todo, poniendo oro de la mejor calidad en todo lo que se requiere, así en el nicho de la Virgen como en molduras y tablas y en lo demás del color que le corresponda”[7]. Eusebio del Real se comprometió a dorarlo por la cantidad de 5000 reales haciendo la correspondiente escritura. El primer tercio del dorado se comprometía a hacerlo in recibir cantidad alguna y una vez concluida esa parte, que  una persona entendida en arte que nombrase la Cofradía lo certificase y, tras ello, cobraría la tercera parte de los 5000 reales y los otros dos tercios se cobrarían  a la conclusión del dorado del retablo. Para poder pagar la Hermandad proveyó los 2009 reales que Carlos Jerónimo de Ferreras, heredero de Faustino de Ferreras, pagara la citada cantidad. Otros 1863 reales y 32 maravedíes se habían recogido de limosnas de la gente devota de la Hermandad. Finalmente, según una nota del cabildo de cuentas, se pagan 5000 reales a Eusebio del Real el 20 de agosto de 1773. Igualmente pagan 111,5 reales  por el yeso, los enlucidos, jornales y peones  en la capilla. Otros 132 reales se pagaron por terminar de enlucir y 1350 cobró el dorador de la capilla el 2 de agosto de ese año 1773.
Se especifica también en el mismo cabildo como Diego Gutiérrez Ferrete, el anterior escribano, devoto y hermano mayor de la Hermandad de San José, ya difunto, había determinado que si llegase el momento de dorar el retablo, él se comprometía a pagar el tercio que correspondía a la Cofradía de S. José y en caso de fallecimiento lo solicitaran a su mujer, Catalina Valverde, y su hija, Francisca Gutiérrez que continuarían con la misma devoción. Una diputación de la hermandad del Rosario pasaría tratarlo con ellas y en último caso con los hermanos de la citada Hermandad y con los de la Tercera Orden para realizar el dorado de la misma manera que se hizo el retablo, aportando un terco cada una.
El año 1773 se proponen clocar otra reja que diera más seguridad a la capilla del Sagrario y para que “dicha capilla quede con la luz y claridad que se necesita a efectos que el dorado del retablo no padezca perjuicio permaneciendo en la lobreguez que al presente se halla y a que se llegue a estar expuesta a quebrantamiento por no tener mucho resguardo, que la puerta de madera”. Se pretende colocar la reja para dar más luz y seguridad a la capilla.
Pero los trabajos en el retablo no terminan. Por una nota posterior conocemos que pagan a Antonio Benítez, tallista de Jerez, 566 reales por algunos trabajos. 500 de ellos por “haber hecho de nuevo diferentes remates para dicho retablo como el florón que tiene por remate, vestir el camarín de la Virgen de diferentes molduras y otras que de nuevo hizo para el cuerpo de dicho retablo” y los 66 restantes por los viajes de miembros del clero a Jerez.
Finalmente se estofó la imagen de la Virgen. Domingo Salones, carpintero local cobró 157 reales por realizar la peana de la imagen y componer la junta del retablo. Eusebio del real recibió 1100 por el estofado de la imagen y la peana. Además hubo que pagarse 800 reales más a Francisco Gavilán, maestro escultor por haber compuestos las manos del Niño de la Señora y los angelitos que tiene al pie de la peana.
Se pagaron también 100 reales por la reja.
El 26 de diciembre de 1774  la imagen fue colocada en su altar, celebrándose una gran fiesta por ello.
En las cuentas de 1775 al 79 aparecen también 90 reales, pagados al pintor Miguel Barea por la pintura de una imagen de la Virgen del Rosario, en lienzo, para el simpecado de la Cofradía, que no se habían abonado en la cuenta anterior. Al parecer el anterior estaba muy mal y hubo que hacer uno nuevo y pagaron 94 reales a Alonso García para comprar 9 varas de lienzo de gante en Cádiz, que utilizaron en el simpecado y la cruz. Lo realizaría Mª Rosario Doblado.
En 1783, Pedro Doblado, uno de los hermanos del Rosario, al volver de Indias costeó un camarín para la Virgen tras el retablo, en agradecimiento por haber vuelto de “tan arriesgado viaje”. Simón Álvarez[8], maestro alarife local, reconoció el sitio manifestando no haber problema alguno en su realización sin tocar el retablo.
A Vicente Gargallo[9], orfebre  cordobés que realizaría muchos de los trabajos en plata que actualmente se conservan en la Parroquia, realizó la compostura de un de las demandas de la Cofradía, según aparece en las cuentas tomadas entre los años 1785-1789.

MANUEL GARRUCHO JURADO.

[1] Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Protocolos Notariales. Diego Gutiérrez Ferrete. 1748.
[2] CANDIL RÍOS, J. Nuestra Señora Santa María de Gracia. Espera. 1973.
[3] Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera,(AHDJF) Espera. Fondo Parroquial. Hermandad del Rosario. Libro de Cabildos. 1727-60. C-31.
[4] Ibidem. Cabildo 22-6-1749.
[5] A.H.P.C. Protocolos Notariales. Espera. Diego Gutiérrez Ferrete. 1748.
[6] AHDJF. Espera. Fondo Parroquial. Hermandad del Rosario. Libros de Cabildos. 1760-90. C-31.
[7] AHDJF. Espera. Fondo Parroquial. Hermandad del Rosario. Libro de Cabildos. 1760-90. C-31.
[8] Simón Álvarez sería el autor de la espadaña de la Ermita del Castillo.
[9] Además de la mayor parte de las obras de plata de la Parroquia. Igualmente fue el autor de la pértiga de plata de la Hermandad del Santo Cristo.